La
lectura enriquece profundamente el alma de un niño. Un buen libro no sólo hace
crecer al hijo y lo engrandece, si no que a través de la lectura podemos obtener información, nos hace reflexionar, desarrollar la memoria, la capacidad de observación y la de análisis, y nos obliga a poner atención, a concentrarnos.
Con la lectura ampliamos nuestro vocabulario, mejoramos nuestra ortografía y aprendemos las estructuras sintácticas, con lo cual tanto la expresión oral y como la escrita, se enriquecen, y con ello nuestra capacidad de organizar conceptos, pensamientos, ideas, sensaciones y sentimientos, y transmitirlos.
Entonces,
¿Cómo aficionar a un hijo a la lectura? ¿Qué libros son los apropiados… y
cuáles no? ¿Qué hay que considerar? Por un lado la edad, sexo, nivel lector y
aficiones del hijo; por otro, los géneros literarios que pueden captar su
interés y los títulos y las colecciones de calidad que ofrece el mercado.
Anímalos a leer, leyendo con ellos.
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